viernes, 2 de noviembre de 2012




Tal vez no esté bien visto recurrir al tópico de Gombrich que dice que no existe realmente el Arte, tan sólo los artistas. Por desgracia a la fotografía se le suele considerar como un falso arte, o al menos un arte menor, por eso no sé si soy propiamente un artista, y por tanto estas fotografías no dejen de ser más que fruto del azar.





Sin entrar en muchas disquisiciones, me gustaría pedir al público que no se quede únicamente con la pregunta sobre cómo he hecho estas fotografías. Sí puedo desvelar que los editores fotográficos sólo los he usado para quitar alguna mancha y recortar. El secreto está en la cámara fotográfica, en los movimientos que he hecho con ella. La he movido como si de un pincel se tratara, y así he intentado cambiar la imagen cotidiana, para transformarla en imagen soñada



Aquí están representados los sueños de muchas personas, los míos también. Sueños de peregrinos que enferman antes de llegar a Santiago de Compostela, sueños de personas que son arrastradas por el carrusel de la vida, sueños de niños que sueñan con ser mayores, y de mayores que sueñan con ser niños. Sueños que se hicieron cortos, y sueños que se hacen realidad tras poner en acción el esfuerzo, el afán de superación, y sobre todo el Amor.















INAUGURACIÓN 20-N / 19-H

Antes de nada, quiero agradecer a la Universidad de Navarra la
posibilidad de exponer en su Edifición Central, precisamente en el
mismo lugar por el que han pasado tantos cientos de profesores,
alumnos, autoridades académicas...

También quiero agradecer al Servicio de Actividades Culturales el
interés que han puesto en que salga adelante esta recopilación de mi
última obra fotográfica. Especialmente a Iris Torre, Marta Revuelta...

Pero sobre todo quiero agradecer a mis alumnos de la Facultad de
Comunicación, todo el empeño que ponen en aprender una especialidad
periodística como es el Fotoperiodismo. Gracias a ellos he seguido
investigando, trabajando nuevas formas de expresión, he buscado la
belleza, y el arte, y sobre todo me han ayudado a ser mejor profesor y
mejor persona.

Sobre la obra que está expuesta poco puedo decir. Tal vez lo único que
pido es que no se miren como fotografías, y que se haga un esfuerzo
para sentirlas como óleos o grafitis.

Por otra parte se me antoja explicar el sentido que he querido darle a
esta colección. Aquí he incluido los sueños, de diferentes personas
que he conocido, y también algún sueño mío.

Recuerdo el sueño de Andrew, un peregrino londinense que en Navarra
sufrió un accidente y fue ingresado en el Hospital de Navarra. Yo le
acompañaba muchas tardes para hacerle compañía y procurar que se
sintiera en paz. Me hablaba de la Catedral de Santiago como su destino
próximo, y soñaba con ella como algo que alcanzaría. Pero no pudo ser,
pues a los pocos meses falleció en Londres.

Otro sueño es el de aquel amigo gallego, marino mercante que en la
otra punta del planeta añoraba y soñaba con volver a La Lanzada, y
pasear con su mujer, igual que hicieron cuando eran novios.

Sueños de paz, de alegría, de ascender, de superarse...

¿Qué más?

Pues nada más, que disfruten contemplando esta creación artística, para
mi muy particular. No olvidemos que el arte es como un don (mayor o
menor) que Dios nos ha dado a todos los hombre, para participar de su poder Creador por
medio de la obra hermosa, bella, y buena.

Juan Cañada